02 mayo 2007

polémica por control de pedófilos

[Valparaíso] La fuga de ‘Zakarach' reabrió el debate en torno a la correcta aplicación de penas y uso de brazaletes. ¿Es correcto identificar a los pedófilos con un brazalete? ¿Es mejor una pulsera con sistema GPS? ¿O, en definitiva, la mejor alternativa es no dejarlos en libertad, por tratarse de un peligro para la sociedad?
Estas preguntas las hicimos a instituciones que trabajan con niños y a autoridades de la región. Y si bien existe coincidencia en la necesidad de castigar los abusos sexuales a menores, no hay acuerdo sobre la forma de enfrentar el control de los pedófilos.
Para la ONG Paicabí, una de las repercusiones públicas más relevantes de la fuga de Rafael Maureira Trujillo, alias 'Zakarach', condenado a 20 años de cárcel por reiterados abusos, es el anuncio oficial del patrocinio del Gobierno al proyecto de ley que pretende monitorear la conducta de condenados y procesados a través de mecanismos tecnológicos.
El proyecto, presentado originalmente hace dos años por el actual presidente de la Cámara de Diputados, Patricio Walker, pretende controlar electrónicamente a los pedófilos a través de un brazalete o pulsera que permita su seguimiento satelital para evitar que se acerquen a los menores que hayan o no sido víctimas.
Iván Zamora, director ejecutivo de Paicabí, sostuvo que "el eje del problema está en la correcta y justa aplicación de sanciones". Agregó que es reconocido en la literatura especializada el carácter crónico de las acciones de los pedófilos, conducta que tiende a reiterarse y que no suele constituir un hecho aislado. En este contexto puntualizó que "la discusión debería apuntar a la correcta aplicación de las penas por parte del sistema judicial y la consideración de lo restrictivas que deben ser las posibilidades de libertad provisional o beneficios carcelarios posteriores a la condena".
sin garantías
El senador regional, Jorge Arancibia (UDI), está "absolutamente de acuerdo con esta iniciativa, porque no es posible que estos delincuentes tengan más garantías que las víctimas; además, es inaceptable que puedan obtener beneficios como la libertad provisional y sean una amenaza para la sociedad sin ningún control".
Agrega que el rastreo debiera extenderse hacia quienes producen y distribuyen material pornográfico de menores y hacia quienes lo consumen.
El diputado Francisco Chahuán opina que sí hay que considerar la opción de poner brazaletes a los pedófilos: "son culpables de uno de los delitos más atroces que se pueden cometer. Se ha demostrado que no se pueden rehabilitar. Es verdaderamente difícil fiscalizar y controlar a las personas imputadas por delitos sexuales contra menores que reciben el beneficio de libertad provisional y deben ir a firmar". Además, concluyó Chahuán, "se trata de una pulsera electrónica que se utiliza con discreción, por lo que el argumento del estigma que podría generar no se sustenta, garantizando que la persona no se acerque a potenciales víctimas".
Para María ‘Kuka' Quezada, vocera de Attac en Valparaíso, "identificar a un pedófilo que haya cumplido condena es difícil. Por eso, para seguridad de la sociedad debería ser identificado".

No al Brazalete
En Santiago, la criminóloga de la Universidad Central, María Angélica Jiménez, considera que la propuesta atenta contra la dignidad humana. "Poner un brazalete obligado, que no se puede retirar, implica una condena que estigmatiza a la persona en el trabajo o el medio donde vive y genera peligrosas reacciones de agresión o venganza de otros", opina.
Mientras, la diputada por Valparaíso (PPD), Laura Soto, prefiere "la alianza entre Microsoft y la Policía de Investigaciones para efectuar rastreo electrónico a través de Internet de este tipo de actos. En torno a otras alternativas propuestas como el brazalete, me parece que atenta a la dignidad de las personas, los derechos humanos y que sería inconstitucional; por lo tanto, prefiero la propuesta de Investigaciones", subrayó.

El Agresor
La experta psicóloga española, María del Rocío Gómez, expone que "analizar a los agresores es muy difícil, ya que no aceptan su autoría, niegan rotundamente cualquier relación con un menor y no es posible efectuar una historia de la conducta problema ni de los pensamientos que están presentes antes, durante y después de la agresión (…); el agresor considera que la relación con el menor es sólo una demostración de afecto".
[Osvaldo Álvarez]
[2 de mayo de 2007]
mercurio de valparaíso]

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